Una puerta para sumergirse en el ambiente de las tabernas de Tokio, de la mano del chef Hideki Matsuhisa.

Ikoya Taberna Icon

Es el regalo que me hago a mí y a Barcelona, después de más de 25 años cocinando juntos. Yo le he enseñado la pulcritud de la técnica japonesa y ella me ha obsequiado con el bullicio y esplendor de sus mercados, donde he desarrollado un conocimiento preciso de los productos mediterráneos.

Ahora ha llegado el momento de divertirnos, de disfrutar juntos, de pegarnos el homenaje que tanto nos debemos. Barcelona se merece una izakaya, como las que siempre he frecuentado en Tokio. Una barra para disfrutar y compartir, donde entre el jolgorio, el humo y el sake, mi seria cocina toma un carácter mucho más informal y divertido. Un espacio en el que reina el desorden simpático, esta alegría propia de la ciudad, que años atrás enterneció mi rigidez japonesa, dándole a mi gastronomía justo lo que necesitaba para brillar.

Y qué mejor que un buen amigo como compañero de viaje: Iñaki Lopez de Viñaspre, mi homólogo vasco. Un loco de la pureza, el producto, entusiasmado por la cocina de su amona; que también llegó hace 25 años a Barcelona con el reto de dar a conocer otra forma de comer y compartir de la cocina de raíz, la de Euskadi.

IKOYA es el grito que incendia los animos: un grito de felicidad. Porque después de todo este tiempo he descubierto que esto es lo que me hace sentir pasión por la cocina.

HIDEKI MATSUHISA

空間

ESPACIO

Lo que más me gustaba hacer de pequeño era acompañar a mi padre al mercado. Ahí el brillo de la piel de los pescados, el destello en sus ojos, la salud de las escamas, la tersura de la carne… se presentaban como pequeños enigmas que resolver para encontrar la mejor pieza entre cientos.

No es casualidad, pues, que IKOYA mire de frente al mercado de Santa Catarina. Aún hoy en día sigo pasando horas y horas en el mercado, afinando mi instinto; pues de nada sirve el talento si no va acompañado de esfuerzo y constancia.

Dentro del restaurante, desde una gran barra central, se oficia el culto a la robata, en una cocina viva que hace partícipe al comensal del arte de la búsqueda del sabor, y la sutileza del aroma. Txema Retana ha sido el artífice de recrear las antiguas Izakayas de Tokio, con fuerza, descaro y lo más importante “alma” urbana, maderas nobles, hierro y telas, que se expresan con el fuego y los aromas que despiden la cocina central a la vista o en la barra de sakes que nos da la bienvenida al espacio IKOYA.

Con una propuesta pensada para compartir, ideal para disfrutar de la finura de mi alta cocina, sin renunciar a un ambiente distendido donde reina el jolgorio y la alegría.