De mi padre aprendí la pericia para saber identificar la mejor materia prima; de Gunji, mi maestro, la atención extrema al detalle, el rigor y la meticulosidad tradicional de Japón -cuna de la delicadeza; a poner alma a todo lo que uno hace, para así llegar a dominar la técnica en su máxima expresión, y la grandeza de saberla adaptar a cualquier producto.
IKOYA es un lugar de encuentro entre el sensacional producto de nuestros mercados y la pureza de la técnica japonesa. Todo mediado por el encanto de las brasas, tan solventes como imprevisibles. Una puerta para zambullirse en el ambiente de las tabernas de Tokio a través de una minuciosa selección de sashimis, niguiris, ramens, hosomakis y uramakis, platillos de carne y pescado, y cómo no, de la robata. Todo armoniosamente maridado con una generosa tira de sakes artesanales. Un espacio dedicado plenamente al estímulo de los sentidos, que se activan a través del umami, descubriendo un gusto único, inigualable, casi mágico. Una experiencia que permanecerá como un viejo amor en nuestro recuerdo.